Hay una característica que todo el mundo conoce de los gatos, esos animales que protagonizan algunos de los vídeos e imágenes más divertidos de Internet y que incluso tienen un día internacional para ellos. No les gusta el agua o, de hecho, la odian. Ante esta situación afloran un par de cuestiones: ¿por qué a estos felinos no les gusta dicho elemento? ¿ocurre con el 100% de los gatos? Os lo contamos:
Domesticados sin agua
Para conocer la relación entre los gatos y el agua hay que remontarse años atrás. Concretamente hasta hace 9.500 años, cuando comenzaron a ser domesticados. Los seres humanos, con sus buenas intenciones de cuidar a sus mascotas, trataban de proteger a los gatos de todo tipo de elementos. De esta manera, no eran sacados al exterior y, por ejemplo, no eran expuestos a la lluvia ni tampoco al agua en el interior. Esto provocaba que sintieran el agua como algo ajeno y hostil y con el paso de los años, los gatos evolucionaron tratando de evitar el mojarse.
De hecho, los antepasados de los gatos domésticos, los grandes felinos de Europa y África, evitaban las zonas húmedas para no tener que lidiar con cocodrilos y otros depredadores.
A lo largo de la historia, gran parte de los felinos han visto en el agua potenciales peligros. No obstante, hay excepciones. El Gato Turco Van es una curiosa raza originaria del Lago Van de Turquía que adora nadar. Cuando llegan las altas temperaturas de verano disfrutan de un buen chapuzón en el agua.
Pese a ello, los gatos pueden ser acostumbrado al agua y los baños. Los dueños de los mismos pueden bañarlos con cuidado cuando son cachorros si quieren mantenerlos con una buena higiene y que no teman al agua. No obstante esto puede ser una tarea de poco agrado al principio para los felinos. Además, ellos ya tienen un sistema propio para limpiarse con su saliva y su lengua que elimina la suciedad y la grasa.
El gato bosque de Noruega no teme el agua
El claro ejemplo de que el origen de los gatos influye en su percepción sobre el agua lo encontramos en los gatos bosque de Noruega. Esta raza portentosa y elegante nació y creció cerca de grandes lagos y ríos, así que no es de extrañar que no le tema en absoluto al agua. ¡Incluso puedes verlos dándose un chapuzón de vez en cuando!
Al gato maine coon le gusta el agua
Los maine coon también son amantes del agua. Son gatos fuertes, peludos y perfectamente adaptados a las difíciles condiciones de vida del noroeste de los Estados Unidos.
El gato siberiano es un gran amante del agua
Otra excepción que confirma la regla son los gatos siberianos, originarios de la región de Siberia, en Rusia. A pesar de su fuerte apariencia son gatos muy sociables y cariñosos, además de ser grandes amantes del agua.
Van turco, savanaah y manx son razas de gatos que adoran el agua
Van turco, savanaah y manx son otras de las razas de gatos conocidas por no temer un buen baño y disfrutar jugando y chapoteando con el agua
¿Puedes acostumbrar a tu gato al agua?
Conseguir que tu gato no le tema al agua y que pueda incluso sentirse cómodo con ella es posible, pero es una tarea que requiere dedicación y paciencia. Si comienzas a acostumbrarlo desde cachorro y sigues los pasos necesarios, será más fácil que tu peludo acabe disfrutando de sus baños.
Para acostumbrar a tu gato, prueba con agua calentita
Utiliza siempre agua caliente durante el proceso de adaptación. A los felinos les gusta el calor, así que se sentirán mejor y será más fácil para ellos.
Tu gato debe estar tranquilo
Es importante que comiences el proceso cuando tu gato esté tranquilo y cómodo, en un momento en que no haya gente externa ni ruidos que puedan alterarlo.
Primero moja al gato con un trapo, no directamente con agua
Comienza mojándolo poco a poco con un trapo húmedo para evitar que le genere rechazo. Aumenta progresivamente la cantidad de agua que echas al trapo para que se vaya acostumbrando y ve mojando más partes de su cuerpo.
Juega con el gato y el agua para que la asocie con algo positivo
Una vez se haya familiarizado con el trapo mojado, prueba a jugar con él en un recipiente con un poco de agua, para que disfrute del juego y la relacione con algo positivo. Añade más agua a medida que veas que se siente cómodo. Con paciencia, amor y siguiendo estos consejos conseguirás que tu peludo no relacione el agua con algo negativo, desconocido ni extraño, y bañarlo dejará de ser una batalla agotadora para ambos.
A veces, el lavado de un gato no es suficiente
Los gatos son conocidos por ser extremadamente limpios, ya que se acicalan continuamente con la ayuda de su lengua. Sin embargo, hay ocasiones en las que su propio lavado no es suficiente
spumas de lavado en seco, ideales si el gato no quiere interactuar con el agua
A raíz de su mala relación, en general, con el agua, se recomienda el uso de espumas de lavado en seco. Combinadas con un cepillado adecuado que elimine el pelo muerto, pueden ser una muy buena opción para mantener la higiene de los peludos que se nieguen a interactuar con el agua.
La frecuencia del baño cambia si hace vida al aire libre o no
Si consigues acostumbrarlo al baño desde pequeñito (a partir de los 2 meses), el contacto con el agua no le resultará desagradable y podrás bañarlo sin ningún problema. En este caso, si tu gato no suele salir al exterior, bañarlo una vez al mes será suficiente. Si hace vida al aire libre, deberás aumentar la frecuencia del lavado, en función de su estilo de vida y sus necesidades.
Lava al gato con champú específico para felinos
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